Los derechos y las luchas.
Si hay algo que aprendimos en estos más de 30 años de democracia es que las leyes las hacemos los hombres y las mujeres. Y somos capaces, entonces, de transformarlas.
También aprendimos que no basta con que un derecho este escrito para que se garantice en la realidad.
Supimos con las Madres, las Abuelas y los H.I.J.O.S. que no hay Punto Final no Obediencia Debida que detenga él reclamos de justicia.
Y que la igualdad es un horizonte y no un punto de partida.
Ser trabajadores del Estado es defender nuestros derechos sindicales y la dignidad de las compañeras y compañeros. Es además asumir el compromiso de defender un Estado que incluya, que proteja, que este presente para mejorar las vidas de todas y todos. Especialmente de quienes más lo necesitan. Nuestro trabajo son los derechos del pueblo